Aportamos en la construcción y potencialización de una cultura de responsabilidad social cristiana, el medio ambiente es una obligación y un sentir y vivir de amor social; en esta actividad sembramos plantas y sembramos semillas en los corazones de unos adolescentes que entienden que amar a Dios es también amar al prójimo, amar este planeta que es la casa que Dios nos dio y debemos amarla y cuidarla.